A partir de 1778, cuando Carlos III implantara el libre el comercio entre España y sus colonias, sumado al anhelo de los argentinos por aumentar la población de su extenso territorio, se triplicó la población en el litoral del Río de la Plata, hasta fines del siglo XVIII, es decir en veintitrés años.
En 1876 fue sancionada en Argentina la Ley de Inmigración y Colonización N° 817, conocida como Ley Avellaneda, que legisló el fomento al proceso inmigratorio y surgió como una promesa interesante de tierras y trabajo para los campesinos europeos, cuyo objetivo prioritario fue poblar y aprovechar las grandes extensiones de tierra que poseía nuestro país, con escasa población.
Desde 1857 hasta 1910 se duplicó el flujo de inmigrantes de diferentes orígenes a Argentina. La ley de 1876 fue un eficaz instrumento legal, que permitió la incorporación de casi cuatro millones de inmigrantes a nuestro país.
La mayoría eran personas provenientes de pueblos castigados por la miseria y las guerras que buscaban reconstruir sus vidas. Luego de un largo viaje en barco sumido en la más desgarradora tristeza, debieron adaptarse bruscamente al llegar a otro país, a otro continente y con otra lengua.
Los inmigrantes que llegaban lo hacían primeramente a Montevideo desde donde, la Legación o el Consulado de la Confederación, los enviaban en buques de vela a Buenos Aires, Rosario u otro punto del Río Paraná.
En esta sección encontrarán artículos con información para investigar Movimientos de Pasajeros, en los distintos períodos de la inmigración al Río de la Plata.
Fuentes:
http://www.oni.escuelas.edu.ar/2002/buenos_aires/la-inmigracion/
http://leydeinmigraciondeavellaneda.blogspot.com.ar/