El Ciudadano Cañuelense, del 15 de febrero de 2003

El Ciudadano Cañuelense. Nota publicada el 15 de febrero de 2003

 

Nota de El Litoral del 31 de mayo de 2003
sobre el reclamo de ArgenGen 
http://archivo.litoral.com.ar/

Edición vespertina de diario El Litoral
del día sábado 31 de mayo de 2003


De Raíces y Abuelos

Un noble reclamo para preservar la memoria

La necesidad de ahondar en la historia de sus antepasados reunió más de 400 personas de varios países. Intentan poder acceder a los archivos de los ferrocarriles argentinos, donde trabajaron muchos de sus abuelos o bisabuelos inmigrantes, vía Internet.

Un grupo de cerca de 400 personas de nuestro país, Francia, España y Chile -denominado Argengen-, cuyo interés común es la Genealogía (el estudio y construcción de sus árboles genealógicos) se encuentra algo desalentado con su tarea, ya que no pueden acceder a consultar los archivos de las empresas de ferrocarril que funcionaban a principios del siglo pasado en la Argentina.

Ocurre que la mayoría de los integrantes de dicho grupo son descendientes de inmigrantes, muchos de los cuales -a su llegada al país- consiguieron sus primeros trabajos en el ferrocarril. Por tal motivo, en los archivos de dichas empresas deben figurar datos filiatorios de estos empleados, los que estas personas no pueden conseguir de otra forma.

Su intención es que ese banco de datos sea puesto en Internet, una manera a través de la cual desde cualquier parte del mundo puede ser consultado por los interesados, sin necesidad de hacer las gestiones en Buenos Aires.

En una nota enviada el pasado 23 de abril a la Sub Unidad Archivo de Ferrocarriles y Servicios de los Ferrocarriles Metropolitanos S.A., plantearon que "todas las fuentes de las que podamos obtener información documental de nuestros antepasados son fundamentales en la labor que intentamos llevar a cabo. Es por eso que nos dirigimos a ustedes, ya que, como no escapará a su conocimiento, muchos inmigrantes formaron parte de la plantilla de personal de las empresas de ferrocarriles en sus diferentes etapas (extranjera, estatal, privada)".

También indicaron que saben de la existencia de archivos del personal ferroviario desde su creación, a la cual no tienen acceso, y recordaron que en sucesivas consultas (a FEMESA, ONABE, Archivo Intermedio Central de Remedios de Escalada, Ferrocarriles residual, La Fraternidad, Unión Ferroviaria, Fundación Instituto Argentino de Ferrocarriles, Asociación de Jubilados y Pensionados del Ferrocarril, Archivo General de la Nación, entre otros) se les informó sobre la existencia y conservación de dicho archivo, pero les aclararon que su utilización es prioritaria para certificaciones de trámites provisionales y que el personal dispone de muy escaso tiempo para dedicar a búsquedas de este tipo.

No obstante, realizaron el pedido formal a dicho Archivo -al que adjuntaron una extensa lista de adherentes de la petición- de "esa valiosa información sobre nuestros antepasados" y sugirieron que "sería interesante que tal compendio de datos formara parte de los fondos de un museo ferroviario y del Archivo General de la Nación, con la consiguiente facilidad de acceso por parte de investigadores y público. De esta forma -concluyeron- se permitiría su organización y conservación de forma idónea".

La respuesta

Ferrocarriles Metropolitanos S.A. respondió dos días después a la nota enviada por el grupo interesado en reconstruir sus historias familiares a través de sus árboles genealógicos.

Explicó que "en el Archivo Intermedio Central -ubicado en la localidad de Remedios de Escalada, perteneciente a Ferrocarriles Metropolitanos S.A.- se encuentra almacenada documentación contable, técnica, jurídica y de recursos humanos que en su mayoría es permanentemente utilizada para atender requerimientos de peritos, emisión de certificados de servicios y de otros de distinta índole, consultas técnicas de organismos del Estado y/o concesionarios del modo ferroviario".

Por este motivo, insistió en el hecho de que "la parte más importante es documentación activa y de uso permanente de las diversas áreas operativas de esta empresa, y por ello aún no se puede considerar que se trate de un archivo estático e histórico al que se pueda acceder en forma pública".

Asimismo agregó que el personal disponible en dicha repartición "es el mínimo indispensable para el actual desenvolvimiento del Archivo Intermedio Central".

Por último, y luego de destacar la "muy loable la labor que intentan llevar a cabo", aseguró que "por el momento no será posible facilitar el acceso a personas ajenas al archivo. No obstante, sugirió, si se solicita individualmente en forma escrita, en número limitado y se aporta información concreta de la vinculación laboral que pudieron haber tenido sus antepasados con empresas ferroviarias (datos personales, documentos de identidad, ferrocarril donde hayan trabajado, lugar, etc.), trataremos -dentro de nuestras limitaciones y posibilidades- de satisfacer cada requerimiento, tal como se viene realizando hasta la fecha".

Contacto santafesino

Una de las integrantes de este grupo en nuestra ciudad es María Teresa Biagioni, quien se comunicó con De Raíces y Abuelos para contar sobre esta limitación que tienen.

Nos contó que "el grupo tiene más de 400 personas interesadas en la genealogía, pero que buscan información de cualquier tipo de nacionalidad o idioma. Los ferrocarriles era uno de los temas que nos preocupaban, ya que nos pueden aportar muchos datos a nuestras investigaciones".

Insistió en el hecho de que "la respuesta que nos dieron desde Ferrocarriles respecto de realizar nuestras consultas individualmente a esa empresa en Buenos Aires no es la que esperábamos, ya que simplemente queremos que esos archivos ingresen a Internet para que todos los podamos consultar con mayor comodidad".

Por último, María Teresa dejó su teléfono particular (4532444) y su e-mail (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.) para que las personas interesadas en ingresar al grupo de estudio puedan hacerlo, incluso para conocer más detalles sobre el reclamo que están realizando a las empresas de ferrocarriles con el fin de completar sus árboles genealógicos y, en última instancia, preservar la memoria de muchas familias.

M. R. Fotos: Archivo El Litoral


 

Nota de El Litoral del 14 de febrero de 2004,
sobre el Museo Ferroviario de Santa Fe
http://archivo.litoral.com.ar/
 

Edición vespertina de diario El Litoral
del dia sábado 14 de febrero de 2004

De Raíces y Abuelos: Un lugar para rescatar la memoria ferroviaria

El Centro de Documentación y Preservación de la Memoria Ferroviaria del Museo Ferroviario viene trabajando para formar una base de datos con información sobre ferrocarriles. Se trabaja a pulmón, con una sola PC y sin un subsidio oficial. Actualmente, recibe numerosas consultas de todas partes del mundo sobre esa información.

Desde su inauguración en 1995, el Museo Ferroviario de nuestra ciudad tiene la ardua tarea -entre otras- de preclasificar las fuentes documentales que fueron encontradas en su edificio, ubicado en la esquina de San Luis e Hipólito Yrigoyen, consistentes en libros, planos o registros de trabajadores de los ferrocarriles santafesinos. También debe organizar el material donado por particulares o instituciones relacionadas con el ferrocarril.

Pero, a partir de 2001, el Centro de Documentación y Preservación de la Memoria Ferroviaria de esa entidad está formando una completa base de datos digital de esos materiales, que podría ser la única en su especie en América latina, según nos contó el Prof. Daniel Otero, titular de esa dependencia del Museo Ferroviario y encargado de las relaciones institucionales y del área didáctica.

La informatización de los datos se hace de manera manual, transcribiendo los datos contenidos en esos documentos y escaneando las fotografías o planos existentes. Las tareas se realizan casi a pulmón, con la utilización de una sola PC y un escáner familiar, aunque deberían contar con más herramientas tecnológicas para agilizar la carga de datos, de manera de brindar un mejor servicio.

Otero explicó que "hasta 2001 estuvimos preclasificando las fuentes documentales que estaban en el interior del edificio. En estas tareas también colaboran Claudia Andreis, en la parte de biblioteca, y Julio Quintero, que maneja lo relacionado con la planigrafía. A este material se sumó lo que empezaba a donar la gente. Hace un tiempo recuerdo que llegó un muchacho de Belgrano Cargas que había encontrado en un galpón una bolsa con 200 planos en papel vegetal del Ferrocarril de Santa Fe, algunos de más de 100 años, que estaban por tirar, pero decidieron donarlos al museo".

En este sentido, informó que "entre personas, libros y planos tenemos más de 20.000 datos: 15.000, 1.500 y 5.000, respectivamente. Hay planos del Ferrocarril Belgrano, el de Santa Fe, el de los franceses, también de terrenos o zonas de quintas".

Advirtió que "hace 10 años atrás, cuando ocurrió el desguace de los ferrocarriles, no había conciencia -a diferencia de lo que ocurre hoy- sobre la preservación de objetos y otros elementos antiguos, de manera de llevarla a un museo, por ejemplo. Desde hace un tiempo, hay familiares de ferroviarios que deciden donar elementos relacionados con la profesión y son cosas que te conmueven. Actitudes espontáneas y gratuitas".
 

PRIMEROS LOGROS

El resultado de este progresivo trabajo se puede apreciar en un estudio que concretó el Centro de Documentación y Preservación de la Memoria Ferroviaria sobre la familia Christiansen.

Otero explicó que "logramos armar la historia de esta persona del año 1889 con datos que la familia no tenía. Nos pudimos enterar de las labores que hacía para el ferrocarril, lo que ganaba y hasta nos permitimos esbozar una hipótesis acerca de los compañeros que tenía, cuyos apellidos también existen en Santa Fe. Era personal vinculado con la actividad comercial que trabajaba con los ferrocarriles".

En tanto, recordó que enviaron a los descendientes un video con las imágenes de todos los libros en los que figuraba R. C. Christiansen, además de fotocopias de otros materiales que había.

Entre las anécdotas que recuerda sobre la creación de la base de datos, el Prof. Otero mencionó que "me tocó cargar datos de planillas de campamentos cuando se hicieron los puentes que van sobre el Salado. Se utilizó mano de obra polaca, predominantemente, además de algunos italianos y criollos. Pero quien llevaba el control tenía una pésima caligrafía, además de poca instrucción, y anotaba los nombres como los escuchaba. Saqué una aproximación de lo escrito para hacer la base de datos".

En relación con el servicio que presta el Centro de Documentación, su responsable planteó que "planifiqué el Centro en 2001 y en un principio era todo recuerdo, pero después llegó un momento que empezó a trabajar la parte de la memoria, la búsqueda de datos por parte de familiares, docentes, investigadores, etcétera". Cuando vienen a buscar un dato -continuó- se lo podemos suministrar poniendo una palabra clave. Se pueden grabar las imágenes en un disquete, pero si es para una ilustración o algo de más calidad se la escanea nuevamente, en el tamaño que se la precise. Por estos servicios se pide una colaboración voluntaria y simbólica, aunque depende de las condiciones socio-económicas de quienes lo requieran.
 

UN SERVICIO A LA CULTURA

No obstante, Otero aclaró que "ésa no es nuestra función específica, sino que lo hacemos como una forma de contribuir a la cultura. Sin embargo, si no fuera por ese ingreso de dinero, no podríamos mantener la estructura del museo".

Al respecto, advirtió que "el Museo y el Centro de Documentación aspiran a estar incluidos en el presupuesto provincial para cubrir los gastos de su funcionamiento, pero en estos últimos cuatro años no lo pudimos lograr, a pesar de que estamos custodiando las fuentes documentales y objetos que pertenecieron a la provincia".

Agregó que ambas instituciones sólo tienen el apoyo de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad a través del aporte de personal, pero que el resto de los que colaboran lleva a cabo su tarea de manera honoraria. La única fuente de ingreso con que cuentan es un bono contribución de $ 0,50, que se abona para poder recorrer el predio y conocer su patrimonio.

Por último, mencionó que el Museo Ferroviario cuenta con el servicio de Internet 24 horas, financiado por la Fundación Centro y está terminando de organizar un sitio web propio, de manera que las consultas sobre ex-trabajadores ferroviarios se podrán hacer por Internet a través de un buscador.
 

Donaciones

Magdalena Bello Morisot es la nieta de Augusto Morisot y donó la colección fotográfica de su familia al Centro de Documentación y Preservación de la Memoria Ferroviaria del Museo Ferroviario de nuestra ciudad.

Ésta es una de las colecciones que esta institución incorporó como patrimonio y pueden ser apreciadas por el público en la sede del Museo.

De acuerdo a los datos aportados por el Centro, Augusto Morisot nació en Saint Meyge, Francia, el 21 de octubre de 1861. Siendo muy joven y luego de completar sus estudios tomó contacto con empresarios franceses vinculados a la construcción del ferrocarril en América del Sur.

El grupo que organizó el ferrocarril Santa Fe estaba encabezado por la metalúrgica Fives Lille y por la Banque de París et Bas (en la actualidad, Paribas). Don Augusto Morisot ingresó a esa empresa en 1891, en plena expansión de rieles en la zona norte y oeste santafesinas.

En 1916 fue nombrado director de la empresa FC Santa Fe por el consejo de dirección con sede en París, luego de haber ejercido el cargo de jefe del servicio comercial. Augusto Chanourdie, ingeniero residente en la empresa, había asumido esa dirección a raíz del fallecimiento de su ex-titular, Máximo Terraillon.

Su inteligencia y conocimientos de la zona de explotación del FC Francés permitieron que consiguiera un desarrollo excepcional. Luego de su retiro, Morisot fue nuevamente convocado para ejercer las funciones de subdirector. Falleció en Santa Fe el 26 de enero de 1940.
 

En cifras

  • Desde su creación, en agosto del año pasado, se incorporaron 15.000 personas a las bases de datos del Museo Ferroviario, que corresponden a ex ferroviarios de las distintas empresas que trabajaron en el período 1889-1991.
  • La biblioteca del Centro cuenta con 1.500 libros inventariados.
  • El área planigrafía tiene incorporados 5.000 planos.
  • Durante 2003 se atendieron más de 30 consultas de alumnos de la carrera de Arquitectura, otros tantos estudiantes de Historia, Turismo, Ingeniería Ambiental y alumnos de la EGB.
  • Se incorporaron más de 200 planos del ex-ferrocarril Santa Fe, casi todos originales.
  • Se cuenta con valiosas colecciones de fotos y ya existen unas 1.000 digitalizadas y grabadas en CD.
  • En 2003 el Museo Ferroviario se conectó a Internet las 24 horas gracias a un convenio firmado con la Fundación Centro, que auspicia el servicio.
  • Se reciben e-zine gratuitos nacionales y extranjeros, cuya información es suministrada a quienes la requieran.
  • En marzo o abril se inaugurará el sitio web de la institución.
  • Unas 1.000 personas aproximadamente visitaron el Museo en 2003.

    Mariana Rivera. Foto: Luis Cetraro

 

Nota de La Unión de Lomas de Zamora, del 23 de marzo de 2004
sobre el Museo de Remedios de Escalada 
http://www.launion.com.ar/240323/240323loc10.htm
 

REMEDIOS DE ESCALADA
Un museo que revive parte de la historia
 

El Museo a Cielo Abierto, creado por la Universidad Nacional de Lanús, contiene elementos que pertenecieron a los ferrocarriles y que fueron en su mayoría encontrados en el predio de la universidad, y otros donados por vecinos del lugar. La intención es reflejar el vínculo que une a Remedios de Escalada y los trenes.
 

(Por Rosalía Costantino)- Palas, pinzas, rieles, eslabones, cadenas, trozos de durmientes, básculas, y todo tipo de herramientas son sólo algunas de las piezas que iluminan los terrenos del Museo a Cielo Abierto y rescatan pedazos de la historia de Remedios de Escalada y su vínculo con el ferrocarril.
El Museo a Cielo Abierto fue construido por la Universidad Nacional de Lanús a fines del 2003 con la intención de conservar y mantener viva la historia que une a Remedios de Escalada y el Ferrocarril Sur. La estructura del museo y sus piezas invitan a ser vistas por todos aquellos amantes de los recuerdos del pasado y de la historia del lugar en donde viven.
Como la Universidad de Lanús está edificada sobre unos terrenos que pertenecieron a los ferrocarriles, la mayoría de los objetos de distintas épocas que se exhiben fueron encontrados en el predio, y otros fueron obtenidos mediante donaciones realizadas por los vecinos del lugar.
Las piezas están expuestas en estructuras colocadas frente a un vagón de madera de 1885 restaurado por la Universidad para usarlo como aula de taller.
"Por distintos motivos, se acerca a la Universidad mucha gente de la zona que trabajó en el ferrocarril o tiene conocidos que lo hicieron.
Para ellos, ver estos elementos es un llamado al recuerdo y la emoción, porque la historia del barrio es un poco la historia propia", comentó a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO) el profesor de Taller de Mural, Pedro Polej.
Polej fue quien impulsó la idea de crear un museo con piezas de los trenes, y de esa manera reflejar la historia que une a esa parte de Lanús con los ferrocarriles. "Remedios de Escalada nació gracias a los trabajadores que se asentaron en sus tierras por su tarea en los talleres. Nuestra idea es ampliar este espacio con más elementos, y hay varios que ya se comprometieron a donar sus objetos", puntualizó.
Museo a Cielo Abierto fue el nombre elegido para el lugar por dos motivos: en primer lugar porque las muestras están en un espacio expuesto. "Las piezas fueron tratadas y recicladas para que puedan soportar estar al aire libre", señaló a AUNO el encargado de la Dirección de Relaciones Institucionales y Culturales, Guillermo Tangelson.
Y en segundo lugar, porque "lo que se pretende es liberar cosas que se habían encontrado enterradas, y al abrirlas, exponerlas a la intemperie, se está abriendo una nueva puerta para que la gente las visite", sostuvo Tangelson.
Otro de los objetivos del museo no sólo es rescatar objetos del pasado, sino también crear un archivo fotográfico. Para ello, la universidad convoca a los vecinos de la zona o gente que haya trabajado en los ferrocarriles a donar todo tipo de fotos que estampen aquellas épocas vividas.
Del mismo modo, hacia mediados de este año, los alumnos del Taller de Mural también pintarán en las paredes de la Universidad murales alusivos a la historia del ferrocarril.
La convocatoria está abierta a todos los que quieran acercarse a ofrecer los recuerdos que tengan del trabajo en los talleres. Todo lo que donen será tratado y mejorado para su exhibición en el museo. Pueden comunicarse al 6322-9200 interno 608.

 

Nota en Clarín "Por la burocracia, una universidad no puede construir nuevas aulas"
Publicada el 23 de junio de 2004
http://www.clarin.com/diario/2004/06/23/laciudad/h-03401.htm

La información de esta nota no es correcta ya que NO es verdad que son 1500 cajas conteniendo boletos de tren, son cajas que contienen la historia del personal de ferrocarriles desde 1860.

Lo que sí demuestra la nota es que no era verdad lo argumentado en el proyecto de Ley y que decía que era un galpón vacío. Esta foto demuestra la cantidad de documentación que aun allí se conservaba.

LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANÚS, UNA INSTITUCIÓN PÚBLICA A LA QUE VAN 8.500 ESTUDIANTES

Por la burocracia, una universidad no puede construir nuevas aulas 

Allí habría lugar para 15.000 alumnos más. Pero la obra está parada porque el Ministerio de Economía no desaloja un archivo de 40.000 cajas con documentos. El predio fue cedido por la propia Nación. 
  


 

Juan Carlos Diez
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El edificio, de 103 años, pertenece a la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y antes fue de Ferrocarriles Argentinos. En sus 15.000 metros cuadrados, la universidad proyecta levantar 40 aulas, el rectorado, secretarías, un comedor, un aula magna y una biblioteca informática con 60 computadoras. Pero, hasta el momento, nada de esto puede realizarse. La razón: 40.000 cajas de cartón con documentos públicos, intocables sin autorización del Estado, que ocupan ese espacio e impiden avanzar con cualquier obra. 

Bajo esta típica construcción ferroviaria de ladrillos a la vista y techo a dos aguas funciona el Archivo Intermedio Central de Ferrocarriles Metropolitanos, dependiente del Ministerio de Economía de la Nación. Allí trabajan 30 empleados. El resto de este inmenso lugar lo ocupan las cajas apiladas, que guardan legajos de ex empleados públicos, juicios al Estado y distintos formularios burocráticos. Y más de 1.500 contienen boletos de tren.

Hace nueve meses, la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una ley para transferir la propiedad a la UNLa. En enero, el Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado le otorgó la posesión. Pero desde la sanción de la ley, la universidad viene reclamando la desocupación del edificio sin resultado.

Esta traba burocrática impide mejorar las condiciones edilicias en las que estudian los 8.500 alumnos de la UNLa, una universidad pública que tiene un importante rol social en la zona (ver Referente...). Otro de los problemas es la imposibilidad de ampliar la matrícula o de abrir nuevas comisiones. Un ejemplo: en agosto comienza la nueva licenciatura de Diseño y Comunicación Visual, y para el curso de admisión ya se anotaron 173 personas. Por falta de espacio, sólo podrán cursar 70.

"El 20 de mayo le enviamos una carta documento a la Secretaría Legal y Administrativa del Ministerio de Economía y responsable directa de dar una solución. Somos respetuosos de esta cantidad de documentos. Sólo queremos que se los lleven", explica Ana Jaramillo, rectora de la UNLa. Recién ayer, Economía —a través del subsecretario de Administración y Normalización Patrimonial, Andrés Troha— se reunió con las autoridades de la UNLa y prometió que el viernes hará una inspección en el predio para trazar un plan de desalojo. Pero no confirmó cuándo se concretará.

"No tenemos un lugar para hacer trabajos grupales porque la biblioteca nos quedó chica. La universidad creció mucho y los espacios siguen igual", dice en la biblioteca de 500 metros cuadrados Cintia Quiroga (25), que está en el último año de la licenciatura en Economía Empresarial. Noemí Abella (46) es la única egresada de Trabajo Social por aplicación del artículo 7 de la Ley de Educación, que contempla a los estudiantes que no terminaron el secundario. Y recuerda los problemas que encontró al cursar: "Con otros compañeros que no disponíamos de PC en casa tuvimos muchos inconvenientes para tipear los trabajos prácticos porque el espacio de la biblioteca no daba abasto. Es una pena teniendo semejante edificio".

La falta de espacio hizo que en 2003 la UNLa invirtiera 1,6 millón de pesos en construir el edificio Leopoldo Marechal, cuya obra concluye en agosto. Y alquila aulas para 800 alumnos en un colegio a 10 cuadras por 1.500 pesos mensuales. "Es un absurdo lo que está pasando. Concretar el proyecto de refacción y reciclado del edificio resulta vital para nosotros", sostiene Jaramillo. 

El proyecto costará 5 millones de pesos. Para la primera etapa —que terminaría en abril—, la universidad ya tiene el 1,8 millón que permitirá construir oficinas y parte de las aulas para 15.000 alumnos. Pero ante ellos hay un muro de cajas de cartón, donde el futuro se sigue negando.



País del sinsentido
 
 
Adriana Santagati
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La educación está en crisis. En medio de esa crisis, una universidad pública encara una inversión millonaria para que estudie más gente y para que quienes ya cursan lo hagan mejor. Pero no puede ser. Unas 40.000 cajas, como seres malignos, lo impiden. Parece un chiste. Lo sería si no fuera porque quien le da "vida propia" a esos kilos y kilos de papel es un monstruo mayor: la temible burocracia. El colmo es que la demorada decisión política que destrabe ese nudo debe partir del mismo Estado que cedió el predio que ahora no puede ser utilizado. Un trabalenguas. Y una muestra más de que el nuestro, tantas veces, es un país del sinsentido.

 


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