Otro viaje a la tierra de mis ancestros
Es habitual que nos preguntemos por qué investigamos, qué nos despertó el interés por descubrir a nuestros ancestros. Pero también es interesante indagar para qué lo hacemos: queremos descubrir algo sobre nosotros mismos, queremos dejar un testimonio para que los que nos sucedan, nos recuerden ...?
El Centro de Genealogía de Entre Ríos edita todos los años, un libro con historias familiares de los alumnos. En la edición 2010 Diana Imfeld publicó la historia de un viaje a la tierra de sus ancestros croatas. Todo el artículo es muy emotivo pero aquí transcribo sólo la introducción ya que encuentro que en ella Diana describe con precisión, los sentimientos que nos despierta este viaje a nuestro pasado.
Me pregunto
Por Diana Imfeld
Recién llegada a estas tierras croatas, tan lejos de los míos, no puedo dejar de preguntarme:
• ¿Qué significa este proyecto de escribir la historia familiar?
• ¿Por qué siento que mi historia es la de los “Mihanovich”, cuyo apellido ya me quedó lejos por descender en línea de ombligo (materna)?.
• ¿Por qué andar escarbando en la historia de los muertos adivinando sus sentimientos e intenciones, habiendo tantos vivos que me importan y a los que les resto disponibilidad?
Tal vez, la historia de mis ancestros represente la ventana desde la cual hoy vislumbro “el sentido de la vida”. Estoy vivita y coleando, pero algún día yo seré de la legión de los que ya no están, de aquellos cuyas vidas hoy ando rastreando. Por ese entonces ¿Qué seré?
Supongo que existimos con nuestra imagen, nombre y apellido mientras alguien nos evoca y nos recuerda. Luego, (dentro de solamente 100 años), quedará de nosotros una especie de estela como la de los barcos en el mar, que lentamente, se mezclará con las mareas, se fundirá con otras fuerzas poderosas y perdurará indiscriminada hasta el fin de la humanidad.
Creo que este proyecto que no es necesario, me es imprescindible. En su esencia, quizás lo sea para todos los de mi raza que tenemos el privilegio de transitar la tercera (no la última) etapa de la vida. De ser así, estoy cumpliendo con mi destino, y solo elijo no traicionar mis sentimientos.
Me pesa el reclamo de mi hija que consternada me preguntaba por qué me alejaba de ellos para dedicarme a los muertos. Respondiendo a esta duda que reconozco también mía, un amigo me recordó: ”Algunos que se ocupan de los muertos están vivos, mientras que otros que andan de acá para allá ocupándose de todos, están más muertos que vivos”.
Lo que me resulta claro es por qué busco a los Mihanovich y no a los Imfeld, o los O’Farrell, o cualquier otra rama de ancestros. Los Imfeld, quedaron en Suiza y por allí anduve de paso. Mi abuelo O’Farrell murió antes de que yo naciera. En cambio y mi abuela Mihanovich que vivió hasta los 98 con una lucidez extraordinaria y mi madre muerta a los 40, tuvieron presencia continua.
Ellas lograron vivir contra viento y marea “a su manera” hasta que las sorprendió la muerte. Creo que esa manera es la base de “mi manera”. Solo puedo reconocerla desde afuera porque dentro de mí es tan sintónica que no la distingo. ¿Será este proyecto otra manera de investigar quién soy?
Por otro lado, si hay algo que define mi vida, es la muerte temprana de aquellos a quienes más quise. Es estadísticamente inconcebible, pero una realidad irrefutable. La vida llena de urgencias y responsabilidades que tuve que asumir a destiempo, me dejó poco espacio para la reflexión de tanta cosa.
En una especie de interpretación salvaje, concluyo que este proyecto también es un esfuerzo de elaboración tardía de tantos duelos tempranos. Solo secundariamente, más bien como excusa, intento contar la “historia familiar” a mis descendientes para que se enteren que no nacieron de un repollo.